Las asociaciones de padres, ambientales y culturales ganan peso en Voz Natura
Cuando se aproxima la apertura del plazo de inscripción para el próximo curso, el Comité Científico resalta el creciente protagonismo que están cobrando otros colectivos. Siguen siendo muchos menos que los centros educativos convencionales, pero su trabajo es cada vez más importante. Se trata de las asociaciones de padres y madres (ANPAS) y las entidades ambientales, de vecinos o culturales quienes también pueden abanderar proyectos de recuperación medioambiental, según rezan las bases del programa.
En Sada, la ANPA Quintán, del CEIP Pedro Barrié de la Maza, se estrena este curso con un proyecto en el que trabajan en la recuperación de un humedal y la creación de un huerto ecológico. En Cedeira, la ANPA Picapeixe del CEIP Nicolás del Río, y en Teo, la Asociación de Padres de Minusválidos (Aspamite) son veteranos en Voz Natura. En el primer caso, sesenta alumnos de infantil y primaria y sus familias trabajan en la erradicación de la uña de gato, una especie invasora en los ecosistemas de su zona. El pasado sábado realizaron la tercera salida al parque de San Isidro para retirar ejemplares de esta planta.
Voluntariado
Durante esta decimotercera edición del programa, aproximadamente dos mil personas en diversos puntos de Galicia —de todas las edades— ejecutan trabajos ambientales al amparo de Voz Natura y de las asociaciones a las que pertenecen, bien sean estrictamente de carácter medioambiental, juvenil o vecinal.
Es representativo el caso de la asociación cultural O Castro (Baión - Vilanova de Arousa) donde los vecinos han buscado el apoyo del programa de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre para reforestar sus montes, limpiarlos, catalogar sus especies y, también, recuperar las fuentes de su entorno.
Educación especial
Son siete centros en las provincias de A Coruña y Pontevedra con cerca de 400 personas —niños, jóvenes y adultos— participando en proyectos medioambientales a través de Voz Natura.
En los centros de educación especial el trabajo en contacto directo con el entorno se convierte en un aliciente más para motivar y desarrollar las capacidades de los asistentes a estos centros, según reconocen los docentes implicados en estas actividades.
La mayor parte de sus trabajos se basan en la creación de jardines o huertos ecológicos y su mantenimiento o el reciclaje, pero también en el estudio de las fuentes energéticas, tal y como está haciendo la comunidad del CEE Régoa-Apader, de Cedeira.